PARAMHANSA YOGANANDA 1893 – 1952

 

Yogananda nació en Gorakhpur el 5 de enero de 1893, en el seno de una familia acomodada, con el nombre de Mukunda Lal Ghosh. Su padre Bhagabati Charan Ghosh (1853-1942) y su madre Gyana Prabha Ghosh (1869-1904)  eran discípulos de Lahiri Mahasaya. Tuvieron ocho hijos, el mayor era Ananta Lal, le seguia Roma Shashi a continuación Uma Shash, el cuarto hijo era Mukunda Lal Ghosh, el quinto Nalini Sundari, el sexto Sananda Lal, en séptimo lugar la hermana menor Punamoyee y en último lugar, el menor de todos, Bishnu Charan.

Lahiri Mahasaya predijo que Yogananda  seria un yogui y que llevaría a muchas almas hasta el reino de Dios. Desde la más tierna infancia, Yogananda anheló intensamente a Dios.  Visitó y conoció a numerosos santos y yoguis. Con 17 años encontró a su gurú, el gran Swami Sri Yukteswar de Serampore, Bengala. A los pies de este gran maestro logró, en el espacio asombrosamente corto de seis meses, el elevado estado de Samadhi, o la unidad incondicional con Dios. Su gurú le mantuvo en el ashram otros nueve años y medio, mientras le preparaba para su misión de propagación del yoga en Occidente. ‘Occidente’, explicaba Sri Yukteswar, ‘posee altos logros materiales, pero carece de comprensión espiritual. Es la voluntad de Dios que desempeñes el papel de enseñar a la humanidad el valor de equilibrar lo material con una vida espiritual.

En 1920 se trasladó a Estados Unidos, donde permaneció el resto de su vida, expandiendo con éxito el mensaje del Kriya Yoga. En los  primeros años  vivió y enseñó en Boston. En 1925 estableció su sede central en Mount Washington, Los Ángeles. Miles de personas asistían a sus conferencias en todas las ciudades norteamericanas y su fama se expandía.

En 1934 Yogananda concluyó su «campaña» en Norteamérica. Escribió libros y lecciones para el estudio de sus enseñanzas a distancia. También publicó una revista, que inicialmente se llamó East-West.

Entre los numerosos estudiantes famosos de aquella época se encuentran el director de orquesta Leopold Stokowski; el investigador Luther Burbank; George Eastman, inventor de la máquina fotográfica Kodak; Clara Clemens Gabrilowistsch, hija de Mark Twain; la soprano italiana Amelita Galli-Curci; Vladimir Rosing, eminente tenor y director de la American Opera company y Luigi von Kunits, director de la New Symphony Orchestra de Toronto.

El 24 de Enero de 1927 fue recibido por el Presidente Coolidge en la Casa Blanca. En 1929 también fue recibido por el Presidente de México, Portes Gil, y en 1949 se entrevistó con el primer ministro indio Jawahartal Nehru, durante la visita que éste realizó a San Francisco.

En 1946 publicó su obra más famosa, Autobiografía de un Yogui. En esta obra nos ha dejado no sólo la inspiradora narración de su vida y su viaje hacia la Autorrealización, sino también una de las joyas más preciosas de la literatura espiritual de todos los tiempos.

Con el curso de los años la fama de la Autobiografía de un Yogui ha alcanzado una dimensión mundial. Según datos oficiales, ha sido traducida a dieciocho idiomas. En inglés se ha llegado ya a la decimotercera edición.

Entre los años 1950 y 1952, Yogananda pasó mucho tiempo en su retiro en el desierto de Twenty-Nine Palms completando sus escritos, especialmente los comentarios al Bhagavad Gita.

A lo largo de su vida fundó varias instituciones, algunas de ellas: una escuela en Dihika (Bengala), que transfirió a Ranchi.  Inauguró  la Self-Realization Church of All Religions (Iglesia de Autorrealización de Todas las Religiones) en Whasington D.C. Inauguró las Iglesias de Autorrealización de Todas las Religiones de Hollywood, San Diego, Long Beach y otra, en Fénix. Además Yogananda creó una «Colonia de Fraternidad mundial» en Encinitas, invitando a las familias a residir en ella.

El 7 de Marzo de 1952, en el Hotel Biltmore, en el transcurso de un acto en honor del embajador de la India en Estados Unidos, Yogananda dejó su cuerpo. Conocía por anticipado el día, la causa y las circunstancias de su propia muerte. Su caso es único en la historia norteamericana; durante tres semanas, hasta el momento en que se cerró el féretro, su cuerpo no mostró ningún signo de descomposición.

Raramente viene al mundo un alma de semejante talla espiritual. La humanidad ha sido bendecida con las enseñanzas de este gran maestro. Los deseos de millones de personas de establecer contacto directo con Dios a través de métodos científicos, y dejando atrás la fe ciega, han sido satisfechos. Y seguirán siendo satisfechos ya que a día de hoy los discípulos de Paramhansa Yogananda diseminados por todo el mundo practican las técnicas y conservan el carácter original de sus enseñanzas, expandiéndolas y compartiéndolas con todos los buscadores sinceros de la verdad.

Si desea saber más acerca de la vida de Paramhansa Yogananda le recomendamos la lectura del libro: «Autobiografía de un Yogui».

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